Juan Catalano: entre el rosario y la gorra del Che, por Irina Bondarenco
Un retrato de la hermandad como forma de vida Pintor, músico y narrador de anécdotas, Catalano repasa una vida marcada por contradicciones fértiles: la formación católica y los mandatos sicilianos, la disciplina militar y la contracultura hippie, la fidelidad amorosa y la comunidad como horizonte. Aunque no se reconozca como tal, es referente del arte plástico misionero y parte de su obra integra el patrimonio cultural de la provincia. Entre pinceles, cuadros y una gorra estilo Che Guevara, deja un consejo a su nieto que resume su credo vital: “Sé bueno con los vecinos. Eso alcanza para ser feliz.” En una casa antigua del centro de Posadas, la puerta siempre está abierta. Su mesa de trabajo mira a un ventanal que da a la calle: sobre ella descansan una pinza, un martillo, pinceles, un cenicero y papeles sueltos. Lo rodean cuadros de su autoría y libros apilados que se mezclan con herramientas. Entre idas y vueltas de visitantes, Juan Catalano, a los 80 años —y a días de cumplir...


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