EL CISNE DE MI BARRIO HABLA ALEMÁN, por Sofía Feinstein

            El 7 de octubre del 2024, un hombre que no parece de ningún lugar, ni de ninguna tierra, cruza una pequeña calle de un suburbio berlinense y, con su celular en la mano, graba una escena que podría ser el comienzo de una novela de Aira. Un cisne, adulto y enorme, ha cortado el tráfico. Los autos ya no pueden pasar y el animal, mostrando toda su entereza, extiende sus alas como buscando cubrir la calle por completo. Nuestro hombre hegemónico, con mirada penetrante y pelado, graba al majestuoso animal y solo piensa en que el mejor título para este video sería “Por el camino del Swan”; porque siempre hay que ser argentino, pero también un poco alemán. Sube el video a Instagram y lo publica, quince personas le ponen like.

            Ariel Magnus es posiblemente uno de los escritores más prolíferos de nuestros tiempos, siempre se presenta como un hombre correcto, estudiado, que ha tenido becas internacionales y que tiene una gran cantidad de títulos. Sus entrevistas atraviesan continentes, lenguas y culturas: habla español y alemán, posiblemente inglés, pero no habla chino. Además lo editan grandes casas editoriales como Edhasa o Seix Barral. También, es conocido por sus traducciones de las obras de Kafka que buscan ser completamente fieles a la lengua del afamado escritor: su osadía le permitió utilizar ese título que Borges ya nos había sugerido: “La transformación”; porque no es solo que nuestro amado Gregorio Sansa cambie su piel por la de un insecto sin identificación (sí, nunca nadie nos lo dijo, pero Kafka no nombra a una cucaracha), sino que su mente cambia: se transforma.

            Ser traductor del alemán al argentino, de la lengua de Goethe a la de nuestro querido Fontanarrosa, ser académico, ser políglota y subir un video de un cisne en plena protesta cortando una calle en Berlín en su cuenta de Instagram; pero también haber aprendido a adentrarse en las suspicaces calles de nuestro Buenos Aires querido es otra de las cosas en las que este gran personaje no se queda atrás. Uno de sus libros más traducidos, leídos y disfrutados es la historia de un chino pirómano que secuestra al protagonista y lo lleva a vivir al barrio chino, con momentos hilarantes y salidos de entramados culturales que solo Buenos Aires nos permite, el libro quiebra a nuestro serio traductor de alemán: los pelsonajes hablan con un muy mal español y nos muestlan todo los subulbios del balio de Belglano. También, nos relata, casi en una autoficción de la que nadie querría hacerse cargo, los entremeses de la primera película porno filmada en Buenos Aires. En esta genial novela, La fiesta de un fauno, Magnus integra todo lo que es: primeramente una línea temporal muestra a sus consternados antepasados frente al erotismo que emana una obra de teatro presentada en el Teatro Colón; por otro lado un Magnus que busca pruebas de la existencia de la primera película porno de Buenos Aires.

            Verlo a Magnus es entender dos mundos que no parecen cuajar: el del hombre serio, posiblemente pegado a su sangre alemana; y el del hombre de los suburbios, ese que nos conecta con lo más íntimo de la historia del Río de la Plata: donde la migración se cruza, se margina y nos enriquece, porque eso justamente somos: una mezcla. O será, justamente, que la mezcla que no cuaja es la que lo construye: no ser ni de aquí, ni de allá, no ser una carta repetida en la historia de nuestra cultura: convertirse en un ser que nuclea dos mundos que se conectan desde los más ocultos momentos de la creación de nuestro país: la mixtura.

            Nuestro ya conocido Magnus camina siempre atento por las calles de Berlín, ya que colecciona fotos de zapatos solitarios abandonados en la vía pública y encontrar una foto para sumar a su colección se logra solo con un trabajo minucioso que no puede realizar cualquiera. Solo con ojo de escritor, traductor y políglota se puede ver un zapato abandonado en la calle. Somos 304 personas que admiramos su colección de fotos, porque aunque lo hayan entrevistado en innumerables universidades alemanes, académicos insoslayables que solo quieren un gusto de su inigualable talento, él es una persona reservada y poco pública: o es un escritor en todo su derecho que busca que su vida privada sea eso: qué mejor que solo fotos que nos muestren que hay so viele Aschenputtel für so wenige Prinzen (tantas cenicientas para tan pocos príncipes).

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